¿Encarcelado?

Yo estaba temblando. Me estremecía.  Me agitaba sobre cosas que no había ningún control. Me sentaba dentro de mi mismo hirviendo con pensamientos enojados. Me sentía como los muros volvieron cerca del cuerpo. Nunca en mi vida me había sentido la claustrofobia, pero ahora esta aflicción de terror mezclado con la agitación me había agarrado. Trataba de respirar y el sudor se formaban en el piel. La boca se había secado a un punto que la me molestaba. Me sentí como si me faltaba el control.

Todas estas emociones inquietantes estalló dentro de mí me. Me sentaba como si situé enjaulado dentro de mi cubículo. Estaba leyendo una nota nuestros gerentes.

-Debido a un abuso incesante de privilegios, todos las solicitudes para descansar de visitar el cuarto de baño y estar afuera de su estación de trabajo debe ser canalizada a través de los supervisores, sin excepción –

Lo leí una vez, dos veces y luego una tercera vez para asegurarme de que yo entendía lo que estaba leyendo. ¡Los gerentes me decían que yo, un hombre adulto y padre de tres hijos, tuvo que pedir el permiso a otra persona para ir al baño!

Las manos temblaban mientras yo agarraba el pedazo de papel, contemplando la indignidad. Que estaba sintiendo una violenta inundación de emociones. El timbre del teléfono encima de mi pequeña mesa de trabajo interrumpió mis pensamientos incendiarios. Sólo tenía 7 segundos para contestar el teléfono según un política de la compañía. La cuerda enmarañada y espiral atado al oído desde el teléfono aseguró que yo seguiría la política estrictamente. Me transformé a mi mismo instantáneamente y contesté con el tono suave que la compañía nos había entrenado para usar.

¿En qué puedo ayudarle? ” Le pregunté con una voz dulce.

“Mis hijos no me visitan…” la anciana por el teléfono continuaba hablar palabras incoherentes sobre su familia.

Esta tipo de interacción fue conocido como un “asesino de tiempo” por la compañía. Las llamadas de los ancianos abandonados en asilos o extranjeros era común. Tenía 15 segundos para sacarla de la línea según la política de la empresa o sufrir una reprimenda de uno los supervisores. Seguí el guión que ellos nos habían dado a los gerentes durante el entrenamiento. Terminó la llamada con las palabras, -Gracias por llamar señora y espero que sean capaces de satisfacer sus necesidades en el futuro.- antes de desconectarla. No tuve ninguna duda de que ella volvería a llamar. Todos lo hacen.

Por que mi nerviosismo para contestar la llamada rápidamente yo caí la nota de la compañía. Lo encontré en el suelo y volví a leerlo.

Una vez más, el corazón empezó las palpitaciones agitado y la sensación de ahogar devuelto. ¡Qué humillación para un hombre adulto y tenía que pedir a otro adulto permiso para ir al baño! A lo largo de los años la compañía había sido comiendo pedazos de nuestros almas con políticas como esa.

¡Golpeé el puño sobre el escritorio! Con fuerza me propulsé a mi mismo a mi sillita de ruedas hacia delante. Golpeé las rodillas en el revoltijo de equipo y aparatos de control de metal colgando debajo la mesa. El intenso dolor corrió de la rodilla derecha por el resto del cuerpo. Hice una mueca agarrando la rodilla. Una vez al mes sin conciencia me castigué a mi mismo de esta manera, intentando de encajar en un cubículo creado para alguien media de mis tamaños.

Este tuvo terminar inmediatamente y protestaría esta política de la compañía como había protestado muchas cosas cuando yo era joven. Cuando yo era un hombre joven, no tenía ningún temor a gritar en la cara de injusticia. ¡Yo no permitiría este asalto a mi dignidad!

Podía sentir la disminución de la ansiedad. Este viejo fuego de rebelión estaba creciendo en la vientre. Ese fuego era lo que yo sabía que estaba hecho. Este fuego tuvo la habilidad de producir una ferocidad dentro de mí que necesitaría si yo quise a desafiar las políticas inhumanas de este Goliat.

Mientras levantaba la cabeza hacia arriba de pensar en el dolor de la rodilla derecha,  me saludaron por imágenes de mi familia enmarcados. Mi esposa y tres hijos, todos sonriendo brillante y intensamente en las fotos de un día en la playa. Las fotos conmoví.

Una bella mujer y tres hijos adorables fueron responsables de domar la bestia de rebelión de mi juventud. Sonreí.

-Me encanta ser un padre- yo pensé, -Cualquier sacrificios eran necesarios para servir a mi familia yo haría.-

Familia. Ellos fueron mi razón para levantarme cada mañana y salir a nuestro hogar para trabajar. Ellos me ayudaron sobrevivir mi ritual diario de sumisión.

Poco a poco comencé a levantar la mano arriba.

Tuve que ir al baño.

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