Isabel anhelaba que su hija fuera entender la diferencia entre deseos y necesidades.
-¡Ana tienes que comprender que tu no eres el centro del mundo!-
-¡Mamá! ¿Me castigas porque necesito un CD de Alejandro Sanz?-
-No Ana estás exagerando de nuevo. “Deseas” el nuevo CD no lo “necesitas.”-
Ana comenzó a caminar en círculos pequeños, agitadas, en la cocina mientras su madre quedó con calma.
-¡Mamá no soy tonto! Entiendo que el CD no es algo que necesito. De hecho Mamá lo que necesito es un vestido nuevo para la fiesta que viene la semana próxima.-
-No Ana tu no “necesitas” un vestido nuevo. Tu “deseas” un vestido nuevo. –
-¡Pero Mamá todo el mundo ya me ha visto en todos mis otros vestidos!-
-Ana hay gente en el mundo que realmente necesitan cosas como comida, refugio y medicinas. No es bueno pensar en un vestido como una necesidad equivalente. Ana “deseas” un vestido nuevo, no lo “necesitas”.-
-¡Ai Mamá no entiendes nada! ¡Eres vieja y no entiendes las maneras modernas!-
-Ana yo creo que tu no entiendes. Saber la diferencia entre deseos y necesidades es muy importante para convertirte en un adulto. –
-Mamá te he oído decir a papá que necesitas que el pase menos tiempo en la oficina y más tiempo en casa. –
-Sí Ana le ha dicho eso. –
-Pues mamá yo pienso que “deseas” papá a pasar menos tiempo en la oficina y más tiempo en casa. No “necesitas” que papá pasar más tiempo en casa.-
-No Ana necesito que tu padre pasar más tiempo aquí en casa con nuestra familia y menos tiempo en la oficina.-
-¡No, no mamá tenemos comida y una casa! ¡Podemos obtener medicina si la necesitamos! Así según tu manera de pensar mamá todas las otras cosas son solo deseos.-
-Vas a entender cuando seas mayor Ana. Ahora solo tienes que entender es que decir que necesitas todas las cosas no es bueno.-
-¡Ai mamá no siempre digo que necesito cosas!-
-Ana estás entiendo el propósito de nuestra conversación.-
-¡Mamá tu no estás hablándome con claridad! ¡Solo oigo que me dices que tu tienes “necesidades” y yo tengo “deseos”!-
-¡Bastante! ¡Ana vayas a tu habitación y nos hablaremos de eso más tarde!-
Ana irrumpió de la cocina, por el pasillo y a través de la sala. Subía las escaleras a la misma vez que su padre las descendía. Ellos se detuvieron y se abrazaron en el punto medio de las escaleras.
-Buenos días papá.-
-Buenos días princesa.-
Él le dio una besa en la frente.
-Te quiero mucho papá.-
-Te quiero mucho también princesa.-
El papá la abrazó a su hija con un poco más vigor cariñoso.
-¿Papá?-
-Sí princesa.-
-Necesito un vestido nuevo para la fiesta la semana que viene.-
-¡Por supuesto princesa!-
Su padre alcanzó en el bolsillo de su chaqueta y sacó una billetera. El padre le dio a su hija un montón de dinero en efectivo.
-Disfrutes tu misma mientras ir de compras mi princesa.-
-¡Absolutamente papá!-
Ana saltó por las escaleras y salió rápidamente por la entrada a la casa. En la misma segunda que ella estaba cerrando la puerta de la casa, su padre estaba abriendo la puerta de la cocina.
Fin
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