Después de una noche lleno de fiestas, bebidas y muchos amigos, Manuel entró por la puerta sigilosamente y la cerró. La sala fue oscura y él había violado el toque de queda. El empezó a pensar en como navigar el piso hecho de madera cuando escuchó una voz suave y dulce que le hablaba.
-Manuel enciendas la luz por favor.-
-¿Abuelita?-
-Enciendas la luz Manuel.-
-¿Abuelita por que estás sentando sola en la oscuridad?-
Envuelto en un abrigo, la anciana estaba sentando tranquilamente en su mecedora. Debajo del abrigo, iba vestido en un largo camisón de franela y zapatillas. Sus manos, delgada y arrugado, cruzaron sobre un bolso en su regazo. Mientras su nieto estaba enciendo la luz, la abuela comenzó a balancearse adelante y atrás en su mecedora. El movimiento de su mecedora puso mucha presión en el piso de madera y, con cada movimiento adelante y atrás la madera del piso lloraba en rítmica: cric, cric, cric…
-Abuelita…-
-Manuel tu has violado el toque de queda de nuevo y por muchas horas esta noche.-
-¡Si, si, si Abuelita… pero tenemos que hablar de sus reglas y este toque de queda!-
-¡No, no, no mi nieto… no ha de charlar de nada. Tu tienes un toque de queda y lo has violado. ¡Eso es todo!-
-¡Abuelita, tienes que escucharme, soy un hombre y los hombres no tienen toques de queda y eso es todo¡-
-Nieto, soy una abuela pero también una mujer. He tenido muchos hombres en mi vida y puedo decirte, por seguro, que todavía tu no eres un hombre. Solamente tienes 15 años. Ahora siéntate y me escuchas a lo que tengo que decirte.-
-Si Abuelita.-
-A lo largo de nuestras vidas Manuel, solamente hemos tenido uno al otro. ¿Verdad?-
-Si Abuelita.-
– Y cuando tu era un bebe yo limpiaba la mierda de tu culo. ¿Verdad?-
-Ah… si Abuelita.-
-Ahora Manuel tu no eres un bebe pero siento como tu estás cargándote a tu mismo de nuevo por no seguir las reglas de mi casa.-
-¡Abuelita!-
-¡Cállate niño! Mantengas el silencio y me permitas a hablar sin interrumpirme.-
-Si Abuelita.-
-¿Mi nieto tu conoces que te quiero mucho si?
-Si Abuelita.-
-Y por eso voy a darte la oportunidad a tomar una decisión esta noche.-
-¡Abuelita estoy cansado! ¿Podemos charlar más tarde?-
-¡No… tu vas a hablar conmigo con respeto y no levantes la voz en mi presencia!-
-Si Abuelita.-
-¡Desde el año pasado tu caminaba a través de mis casa como un pavo real y estoy cansado… estoy tan cansado! Piensas que tu eres un hombre y, por eso, sientes como tu puedas violar todas de las reglas de mi casa.-
El ruido de la mecedora termina y la abuelita abre su bolso.
-¡Jesús, María y José… Abuelita porque tienes una pistola!-
-¡Siéntate niño… siéntate y voy a decirte porque tengo esta pistola! ¿Estás escuchándome ahora?
-¡Si, por supuesto Abuelita, estoy escuchando!-
-Yo pensaba en algo muy importante Manuel. Si tu molestaras y no dará el respeto a una anciana como yo, una mujer que te quiero mucho, entonces molestaras y no dará respeto a alguien en este mundo.-
-Abuelita tengo miedo. Tu me pegas un susto de muerte a mi.-
-Bien, muy bien porque comenzaba a pensar que tu había perdido la capacidad a entrar en razón.-
-¡Abuelita, estoy escuchando… por favor no me apuntas con la pistola!-
-¡Cállate y siéntate! Si tu quedas en la silla y no muevas no tendremos ningún problema.-
-¡Pero Abuelita tus manos están temblando! ¡Me asustas Abuelita!-
-Son manos de una anciana y ellos siempre tiemblan. Tu tienes que elegir entre dos cosas y si tu eliges correcto entonces vivirá a ser un anciano.-
-Dime lo que quieres que yo digo Abuelita. Diré cualquier cosa que tu me digas pero por favor no me apuntas con la pistola.-
-¿Qué paso Manuel… nada mas tu eres un hombre? ¿Me escuchas ahora si?
-Si, si, si… Abuelita.-
-Manuel tengo dos preguntas para ti. Puedes contestar afirmativo un o al otra. Si tu elijes incorrecto, entonces tu vas a recibir un abraso de nuestro salvador Jesús Cristo esta noche. Su tu elijes correcto, entonces puedes vivir. ¿Me entiendes niño?
-Si Abuelita.-
-Bueno Manuel. Aquí están mis dos preguntas: ¿Prefieres quedar con el aire en su cuerpo por seguir las reglas de mi casa o prefieres a morir esta noche?
-Entiendo Abuelita, entiendo bien y elijo a seguir las reglas de tu casa.-
-¡Ah Dios mío… he rezado por muchas horas que tu elegirías correcto! En ese momento tengo mucho orgullo en ti y ahora voy a poner esta pistola en el bolso.-
-Gracias Abuelita, muchas gracias.-
-Todavía tu no descanses niño porque siempre mantendré mi bolso cerca. ¿Me entiendes?-
-Si Abuelita.-
-Bueno. Yo sé que tu tengas hambre así que cociné algo para ti. Esta en la cocina en la estufa. Comas tu y entonces te acuestes. Yo tengo que acostarme ahora. Estoy agotado. Te quiero mucho Manuel.-
-También te quiero mucho Abuelita.-
Fin
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